Los acontecimientos violentos e ilícitos que han estado sucediendo en el país, son en gran parte, el resultado de la falta de atención que la sociedad en conjunto no les ha otorgado a las jóvenes generaciones. Muchas personas culpan al gobierno de la situación actual, sin percatarse de que lo ocurrido en México no es culpa total del gobierno, tanto del actual como los anteriores. La culpa es de todos al crear una sociedad que fomenta la violencia, que idolatra a los narcotraficantes y que no ha fundamentado una educación llena de valores apropiada para la juventud.
¿Ejemplos? Aquí van: el chofer del autobús urbano que sintoniza estaciones de radio dedicadas a promover "canciones" que constituyen una apología del delito, o el servidor público que pide "moches" al ciudadano con tal de evitar problemas o molestias mayores, los medios de comunicación quienes idiotizan a la juventud mostrándoles las "bondades" de la vida criminal, la falta de atención de los padres de familia, quienes, en muchas situaciones, no se interesan por inculcar sólidos valores humanos a sus hijos, la falta de salarios dignos, de trabajos formales bien remunerados. Me queda claro que hay más ejemplos que contribuyen a la situación en la que nos encontramos y que ustedes pueden compartir en los comentarios.
El gobierno podrá incrementar el número de vigilantes para aminorar la ola de violencia, pero les garantizo que esa reducción será pasajera, puesto que dicha acción no ataca la raíz del problema. En cambio, si aunado al programa de vigilancia, el gobierno implementa un programa social que sea a largo plazo y que esté encaminado a sensibilizar a los jóvenes, entonces podremos hablar de un plan integral de rescate para cada comunidad. Sería muy irresponsable de mi parte pedirle al gobierno que solucione todos los problemas que nos aquejan; es más: no debemos estar atenidos a lo que el gobierno haga o deje de hacer.
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La familia es el pilar de la sociedad. En ella es donde uno aprende a compartir, a respetar y a construir los valores para una convivencia constructiva y pacífica. También es en ella donde se adquieren los primeros hábitos en relación al conocimiento que marcarán posteriormente toda la ruta de aprendizaje. La ausencia de un núcleo familiar ha ocasionado en nuestro país, que cada día más jóvenes caigan en el consumo de alcohol y drogas, indisciplina y violencia escolar, abandono prematuro de las aulas, hasta llegar al punto de dejar sus hogares y buscar alianzas en grupos delictivos o en pandillas, con la falsa idea de que estos grupos los ayudarán a tener una vida llena de riquezas.
Es tiempo de empezar a construir el México que queremos, pongamos el ejemplo de la sociedad en la queremos vivir. Demostrémosle a la niñez y la juventud el tipo de personas que deben ser, diciendo no a la corrupción, no a las mordidas, respetando las leyes, enseñándoles cómo el trabajo duro da resultados y dejando de culpar siempre al gobierno por los problemas que tenemos.
Crear una sociedad pacífica, libre de violencia y con igualdad de oportunidades, será un trabajo difícil que requerirá la cooperación de todos. Somos corresponsables de construir el futuro de nuestro país. La unión familiar, la educación, el arte y la cultura serán los aliados más sólidos en la construcción del México que deseamos. Trabajemos en conjunto para lograr la paz y seguridad que México necesita.